domingo, 14 de diciembre de 2014
Déjame
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Vicios y... virtudes
domingo, 16 de noviembre de 2014
Judas
A golpe de guitarra y tinta,
papel blanco y mente bulliciosa.
Aquí solo yo puedo dar el pistoletazo de salida.
Yo decido cuándo echar a correr y hacia dónde,
a pesar de que me llueven las dudas y las certezas.
Cervezas, cervezas por dentro y más que necesito
pero yo entera, y de pie,
música en mano y letras
y tinta y papel.
Soy de puntas redondas aunque se me está afilando el pensamiento.
Demasiado dulce hasta ahora, ahora
que lo amargo escuece
y sale hacia fuera a modo de humo.
Superación y dolor a partes iguales,
siempre olvido,
raras veces recuerdo.
"You lied! You lied!
Jesus Christ, it's only a man... "
No entiendo nada.
Por vez primera no me sirve la razón
y ante la duda, improvisación.
Sólo plantearé la carrera.
Quien quiera venir, que venga.
Pero repito que yo decido cuándo se juega.
Voy a dar miedo,
temedme.
No me pega ser el algo de alguien.
Quien quiera venir, que venga.
Pero que venga si tiene cojones.
domingo, 2 de noviembre de 2014
De los hilos.
Uno de los dos ha sacado a pasear a las gemelas tijeras.
El fino hilo, bañado en sudor, tiembla delante.
martes, 28 de octubre de 2014
Open mind (I)
Focused.
Yo espero (espero) las puertas abiertas y tú no haces más que abrirlas dejando el candado puesto.
Yo sueño con la vida y tú la vives soñando.
Yo escribo y leo y tú juegas y creas y corres.
Yo hago lo que puedo y tú lo puedes todo.
Yo espero.
Hasta el día que me canse de hacerlo.
Wide-opened.
Vosotros reís fácil y yo me esfuerzo por hacerlo.
Sois tantos y tan pocos.
Yo camino por senderos sin olvidar los antiguos, y vosotros os dedicáis a nadar sin rumbo.
Vosotros recordáis y yo os recuerdo.
Yo siento y satisfizo mis anhelos dentro del pensamiento y vosotros nadáis en deseo.
Yo os observo.
Vosotros no leéis esto.
Vosotros vivís; yo estoy en ello.
viernes, 26 de septiembre de 2014
El prado
ve lo que yo veo y escucha cada canción.
Se pierde por desgracia todo lo que me sucede
y cuando está, la que tiene que irse soy yo.
Ya me cabalgan los caballos a toda velocidad
por los prados del alma, que ya anhelaban su llegada,
y ni las vallas los frenan, ni los ríos, ni las montañas.
Los días no suponen el fin de las noches
ni éstas preceden al alba, porque aquí
dentro
el sol está siempre puesto o eclipsado, a veces,
y nunca se va del todo.
La brisa hace cosquillas aunque algunas veces duele,
agitando las crines de los veloces equinos
que se encabritan como nunca los días de suerte, y es curioso,
sólo los días bendecidos por su presencia,
los días que merecen la pena vivir.
Ahora no llueve en los prados,
no hay racimos de nubes arriba, no hay corrientes cálidas ni frías abajo,
no se condensa ya el agua
y los animales están asustados. Y sedientos.
Yo soy los caballos. Sus latidos también son los míos.
Ironía que yo buscase los nudos, sentirlos aquí
dentro,
y que ahora sean compañeros de viaje.
No consigo compartirlos ni esparcirlos por el aire,
egoísta de mí.
A las penas a veces nos da pena ahogarlas.
Los días sólo pueden ser de dos tipos,
se llenan de tipos los días
pero no sirve de nada, el color es sólo uno y la curva que más brilla y llama
sólo una,
nunca lo suficientemente cerca.
Ya sé. Ya sé que el nudo no va a deshacerse,
converso con él para llevarnos bien
porque ha venido para quedarse,
me va a acompañar largo tiempo.
Pero maldigo a cada hora la pequeña llama que sigue encendida,
a pesar de que no hago más que soplar y soplar
e intentar taparla
y quemarme los dedos de paso.
Y maldigo el oxígeno que me queda,
que se queda cerca
y mantiene la combustión eterna.
Maldigo tu tremendo oxígeno
y que no te lo lleves todo contigo cada vez que
te vas,
que siempre dejas atrás el justo para que no se apague la llama
y no se deshaga el nudo
y no se tranquilicen los caballos, que se van alejando
y yo aquí, tranquila por ver los prados otra vez llenos
pero duele
y estoy confusa,
a pesar de que sigo caminando.
Firme.
Como duele, así inspira
y así fortalece,
así me enseña a esperar
la paciencia que sólo te pueden enseñar
personas así
idas y venidas así
llamas que no se apagan nunca
y caballos que corren más que el viento
pisando las flores y los pastos.
domingo, 6 de julio de 2014
Banco tibio.
No se necesita cristal para hacer de espejo. Os lo demostraré.
sábado, 17 de mayo de 2014
Inicio.
domingo, 16 de febrero de 2014
Outsider
A veces regreso para comprobar que todo aquello sigue tan muerto como la última vez que me alejé.
Abro los ojos y el cerebro. A ver de qué son capaces.
Seguid, perros.
Colmillos listos para la mejor de las cenas.
Difícil de saciar,
lunes, 10 de febrero de 2014
De corcho
miércoles, 5 de febrero de 2014
The Room.
Todo conmigo, con vosotros a trozos y mi perenne sonrisa de inve(n)cibilidad en la cara.
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No se aclara la visión con el paso de los días. No revive el corazón, por tener los pies metidos en arroyos de lágrimas. Sola, como la luna a la que aúllo, respiro y huelo y rastreo; recolecto las espinas que se clavan en mi carne saltando desde el suelo.
Hago una cerbatana con la sábana y las estampo en la pared.
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viernes, 10 de enero de 2014
Yerma
A veces un recuento se hace necesario si, y solo si, se viste el viento de fresca memoria, revolvedora de cabellos.
Parece propio de nuestra historia notar el olor dulzón de los recuerdos sinceros. Otros más agrios pueden arrugar nuestra nariz, pero no es más que viento. Lo desagradable se marcha tan rápido como viene. Y también lo bueno. Una lástima, ¿no es así?
(Vosotros sabéis más de esto que yo)
Existe otra curiosa sensación pasajera: el calor que irradia el sol de la memoria. O el frío invernal de nuestra conciencia. Pero no son más que estaciones. Tan pronto como se deshace el hielo regresa lo templado al pecho, y la memoria vuelve a casa, cálida de nuevo para nosotros. ¿No se supone que es así?
(Vosotros sabéis más de esto que yo)
Cuando todos miran finjo que sé de lo que hablan cuando hablan de amor, que entiendo lo que leo en los libros y en las letras de las canciones.
Cuando nadie mira invento recuerdos dolorosos y odio sordamente en modo de espera.
Algunos días lloro sin llorar por algo, por el puro placer de llorar, por sentir aquello de puro y saber a qué sabe el dolor. Tal vez en la plena inspiración imagine haberme enamorado. Pero luego se me pasa.
(Vosotros entendéis mejor de esto que yo)
Solo en ocasiones como ésta escribo cosas como ésta.
Cuando el aguijón de la conciencia me devuelve al suelo de mi vasto no-reino,
donde cualquier intenso placer es fruto de la envidia,
cualquier grito plasmado en palabras más altas que otras hacia cualquiera de cierto pasado provoca la envidia,
la mía,
supurante pero fría, porque nada ha calentado mis mejillas desde aquel día del fuego de mi casa, aquel aciago día en que la vi arder hasta los cimientos, y yo con ella.
Qué estoy diciendo.
Ni siquiera he sabido encontrar la envidia pura. Todo lo emponzoñé, no sé cuándo ni cómo, pero desde entonces he envenenado el suelo que piso.
Os envidio como puedo, con veneno, con todo mi ser, si acaso sé lo que es eso, si acaso yo también lo tengo dentro.
Día taitantos de este nuevo año,
todos los que pasaron por mí han muerto. Los que siguen vivos, a veces no los siento ni los disfruto, en mi pleno y puto apogeo de nada y de sed de bailes bajo cuerda y cuerdas en el cuello.
Aún espero la Gran Inundación.
Yerma, es la palabra. Falta de esencia madre, de raíz, dentro de este vientre desierto y desnutrido bajo un pecho estúpido.
Quizá podáis verme al trasluz, autómata ridícula sin función tangible que no logra servirse ni a sí misma.
18:43. Establezco aquí y ahora el comienzo de mi propia extinción boreal sin más ayuda que mi ignorancia humana y sin más equipaje que algunas escenas vagas para el viaje, y el saco vacío de nada.
Todo en la sombra, y sin embargo, en la luz me desvelo.
Despertarme, con ellos o sin ellos,
envuelta en un pasado de algo
para alguien, pero para vosotros
nada viejo,
nada nuevo.
(Eco)
Me vuelvo al frío suelo, a lamerme el pelaje, esperando aún los recuerdos.