miércoles, 13 de septiembre de 2023

Matices

 

 
Hoy larga, lentamente, observo los matices del cuadro de mi consciencia.
 
 
Aparecen ante mí colores que bailan ante unos ojos maravillados por la belleza y el dolor que reflejan, continuamente en movimiento. 
Dibujos que pasan a ser trazos. 
Líneas trazadas que desaparecen. 
Figuras y formas que de nuevo surgen del vacío a vertiginosa velocidad.
 
El Todo.
 
 
De negro a blanco, la gama de grises me muestra cuánto siento y cuánto pienso. 
Lo perdido, lo que está demasiado cerca. 
Lo que jamás tendré, lo que siempre he deseado. 
Los abismos, la pesadumbre. 
La pereza, la desgana.

La Nada.
 
 
~


Ojalá toda confusión fuese arte. 
 
Ojalá, algún día.
 
 
Aunque, tal vez, lo ha sido siempre. 
 

 

sábado, 17 de septiembre de 2022

Back again from lost to love

De nuevo aquí escribo, sola. No del todo. De nuevo por mis venas, extendiéndose lentamente, el veneno

Mil veces lo he saboreado mezclado con mi saliva; lo he olido confundido entre otros olores; lo he visto haciendo las imágenes borrosas. El color: verde suave. Verde ponzoña. Es fácil saber dónde descansa.

Viene y se va. La mancha se queda. La eterna mácula. 

Quema. No como el fuego del deseo puro, no como la necesidad de justicia, no como el amor verdadero. Quema como queman las cosas que destruyen a su paso y desfiguran. 

 

D es f ig u ra d a

 

Retrato:

Un espíritu que siempre ha necesitado navegar y alcanzar el Horizonte, el brazo extendido hacia lo Invisible... pero que, en el fondo, sabe que no merece ser impulsado por el Viento.

La razón sola sólo logra mantener a raya este veneno por un tiempo. Si descanso los ojos, si me siento con los pies en alto, si me paro en un cruce de caminos, regresa. 

Sueños reflejos que absorben a otros, huyendo siempre de la guerra, de la persecución y la matanza. Perdiendo siempre. Sueño por seguir soñando.

Vomitaría todo lo que sé y lo que tengo si supiera que pudiera sacarlo, perderlo de vista. Esta sombra todo lo toca justo después de haberlo tocado yo primero. Juez y verdugo sesgados, transforman mi amor, mi coraje y mis logros en desechos. Una sala de trofeos perdida en la psique; es el veneno quien tiene la llave.

Lo veo. Lo siento. La cara oculta de la Luna. Las profundidades del Océano. Todo eso y más, y al final, la Nada. 

Bailar con los brazos abiertos, los ojos hacia las estrellas, los pies moviendo la tierra...

Como siempre, luchando a oscuras y a plena luz del día, con magia o con mis propias garras, una batalla que durará eones. Lo presiento. 


Sola,

una vez más,

escribo.


sábado, 16 de enero de 2016

Into the Street

...
La causa de Permanecer somos nosotros mismos. Nosotros y nuestras pequeñas, livianas anclas al pasado, al Futuro que nos han dictado. Pasemos de cantar a escondidas a permanecer en silencio entre medias de la gente.
Nos debemos Obediencia como humanos, mientras la verdadera Inercia es marcada por la Naturaleza.

Escribimos para soñar por la noche. Leemos para vivir por la mañana. Morimos con tal de no tener que volver a empezar.

Llegamos como vinimos: con todo el rodaje que pudimos guardar.

Sentir para desayunar; llorar de postre. Digerir las despedidas: todas. Etiquetar las amistades. Hacer listas de defectos, siempre nuestros, en cuerpos de otros. Nacer y morir en la cena. Morir de verdad por la noche. Disfrutar de la vida al completo mientras morimos: soñando que vivimos la existencia.

Seamos las presas de nuestra propia cacería. Sólo para liberarnos después, llorando de alegría y plenitud, como Humanos.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Día 1 de la Esencia: café.

Hay algo mágico en la forma en la que cuesta tragar la espuma recién hecha del capuccino. Una especie de reticencia a ser tragada, a abandonar el lugar del que procede, la leche desnatada...
 
"Hay una esperanza de novedad tras mis ojos, o tal vez un recuerdo adelantado a su momento que aún no ha llegado. Pero sí, me aparece en forma de nerviosismo y taquicardia, calor y temblor fuera de tiempo. Y todo ello regado por la hermosa noción de que se harán realidad no tardando."
 
Pensativa, admiro la densidad de la espuma cuando se acerca al fondo estrecho de la taza, cuando toda ella es canela y costra. Cuando más extraño y amargo sabe el café.
En cierta forma, esto me hace pensar en lo que supone relacionarse con otros seres humanos, sea cual sea su género, pero siempre seres amados. La diferencia entre querer volver a verlos o no está en si aceptamos el sabor final que nos dejan de canela seca y café. Yo ya lo he aceptado.
 
Sentada en una sillita que, lejos de ser cómoda, sirve como buenamente puede a su propósito, admiro el equilibrio precario de la diminuta mesa sobre la que estoy escribiendo. Aún con la deliciosa música de fondo consigo pensar, y todo.
 
Hoy es día para asombrarse con la gran diferencia entre el olor de la canela y su sabor. No tienen nada de semejante. Pero ahí está, la señora canela, recubriendo el árbol que le da la vida en forma de corteza, secándose con el tiempo, poco a poco, hasta acabar haciendo de la espuma de nuestro café una verdadera costra. Me parece una hermosa forma de terminar, acabar los días, el recorrido, si es que hay una forma hermosa de acabar. Acabar en el pensamiento de alguien. Hermoso.
 
Sí. Yo también he terminado.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Septiembre

Palabras que sorprenden una tarde de septiembre. Sólo por el hecho de haber sido escritas para olvidar, merecen ser recordadas.
 
"Inquietos pensamientos acuden a la llamada del alma, al toque de una canción.
Saben a traición no perpetrada, a historia a medio hacer, a "hasta luegos".
El pensamiento automático no sabe salir cuando se le pide...
 
Me tiembla la mano, me gusta este color y estos sonidos.
Siento escalofríos, a lo mejor no soy yo la que viste de rojo.
A lo mejor no soy yo la que ves.
Vísteme a tu gusto, tú que nunca miras,
desvísteme al tiempo,
canta lo que te apetezca,
nace,
crece,
muere en lo más alto de la torre;
tírate al vacío después.
 
Me pregunto si mi entorno también se está atando. Me preguntan si soy la única inconsciente del lugar. Me pregunto si así es como vivo.
Me apetece escribir y lo hago. El día que me apetezca volar, ¿podré hacerlo? El día que me apetezca... Tal vez no esté aquí.
Sabes en qué momentos te apetecería romper con todo. Solo que no lo haces."

jueves, 5 de marzo de 2015

Natsukashii.

Esta es la historia de cómo acabé retomando el dibujo por falta de todo en mi vida, de cómo me voy yendo al ánimo de Sharon Van Etten y The Jezabels y a recordar cosas lejanas.
 
Natsukashii, o la nostalgia feliz. Esa que tanto cuesta.
 
Esta es la historia de las historias destrozadas antes de tiempo, antes de antes de tiempo. De lo fugaz de lo eterno, de la rabia de no encontrar lo segundo.
 
Pasta. Nieve. Rosendo. Guitarra. Luces de neón.
 
Esta es mi historia, y me retuerzo en ella. Estos, mis sueños: durmiendo.
 
Estas son las semillas que disperso por el suelo, esta es mi ceguera y todas las semillas que piso arrepentida de haberlas lanzado sin pensarlo.
 
Esta soy yo, quemando puentes, sentada en mitad de un cultivo yermo, yerma, dando la espalda a un terreno que tal vez empiece a dar brotes.
 
Esta soy yo, dando migas de pan a los patos de madera de un estanque de papel de aluminio del Belén que yo misma he construido no sé hace cuánto.
 
Lo sé. Cuando empiece a dar oportunidades (ganadas) empezaré a dármelas a mí misma.
 
Ya han comido demasiado los patos, se me aburre el cuerpo y el espíritu y me aburro yo. Intensa, dolorosamente.
 
Cierro paréntesis.

viernes, 2 de enero de 2015

02


Dos de enero.

Comienzo el año con el mismo pensamiento que me aborda desde hace tiempo, como una angustiosa pesadilla que se repite cada noche: por qué yo no.

Y eso que a pesar de todo, pienso menos, siento menos.
No tengo nuevas emociones que colocar en el pecho. No necesito fugas de escape. No hay llamadas en el contestador metafórico, nada, ningún mensaje.

Lo siento. No sé responder si no me preguntan.

 

Añadiría un cuarto temor a los que todo hombre sabio tiene.

Un mar en calma puede traer serias consecuencias. Lo digo porque creo que lavarme los dientes con la luz apagada es de lo más emocionante que he hecho últimamente.

He sentido repentinas ganas de llorar más rápido de lo que tarda en descorcharse una botella de champán. Pero en su lugar frunzo el ceño, y miro hacia el horizonte.

No lo alcanzo.

 
Lo siento, no siento nada, salvo esta extraña angustia al moverme. Tengo prisa por vivir pero no consigo hacerlo. Acude antes a mí el suspiro que la satisfacción del haber hecho. Pánico escondido. Taquicardia subconsciente. Agitación mental. Vorágine. Y yo tan muerta por fuera.

Suspiro. Suspiro con sabor a no soy yo, ni lo seré. Sabor a cuántos posibles veranos y cuántos fríos inviernos hubieran podido ser. Mira que saberme más así, sin tenerlo, sin tocarlo. Sabor a no saber a qué sabe.
Maldita sea.

 
Hay un cúmulo de cosas que necesito para mí, que necesito de alguien y no encuentro. Sé que es anhelo en carne y hueso que intento encajar en el hueco del puzle que me falta por rellenar.

Lo siento. Sé que es aquello que no me encaja aunque lo haga a la fuerza.

Sólo me queda olvidar la pieza sobre la mesa. Dejar el hueco y saber que tampoco se va a rellenar de esta manera.
Esperar a que todo o nada pase. Hacer mientras espero, esperar a que hagan. Moverme pero permanecer en el sitio.
Predigo un mal final.

Aunque no hay problema en elegir la dirección en un cruce de caminos si no hay nada esperando en ninguno.