Hoy larga, lentamente, observo los matices del cuadro de mi consciencia.
Aparecen ante mí colores que bailan ante unos ojos maravillados por la belleza y el dolor que reflejan, continuamente en movimiento.
Dibujos que pasan a ser trazos.
Líneas trazadas que desaparecen.
Figuras y formas que de nuevo surgen del vacío a vertiginosa velocidad.
El Todo.
De negro a blanco, la gama de grises me muestra cuánto siento y cuánto pienso.
Lo perdido, lo que está demasiado cerca.
Lo que jamás tendré, lo que siempre he deseado.
Los abismos, la pesadumbre.
La pereza, la desgana.
La Nada.
Ojalá toda confusión fuese arte.
Ojalá, algún día.
Aunque, tal vez, lo ha sido siempre.
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